El cantautor celebra haber hecho un dueto con el artista que fue para él una influencia y un mentor.
No pocos artistas comienzan explorando ritmos foráneos y poco a poco entienden que su identidad local es la clave para generar su sonido propio. La historia del dominicano Vicente García tiene mucho de esto en común con grandes del sonido latino como Carlos Vives.
Del muchacho adolescente que exploraba influencias del rock, el funk, el R&B y el jazz foráneo pasó a convertirse en un investigador de ritmos, y las memorias del sonido que se oía en su casa comenzaron a cobrar otro sentido.
La música de Juan Luis Guerra era una de esas constantes. García recuerda haber oído muchas veces el disco Acarreo. “Lo oía, lo repetía, me encantaba” y si hubiera una canción favorita, a su mente llega Oficio de enamorado, de Guerra, pero aclara que el repertorio de su mentor es tan extenso que no escogería una sola.
Tantos años después, siendo ya un artista de prometedora carrera –con el impulso de los tres Grammy Latinos que obtuvo el año pasado, entre estos el de mejor nuevo artista–, cumplió el sueño aplazado muchas de veces de grabar a dúo con Guerra.
La canción en la que ambos comparten, Loma de cayenas, empieza a subir en listas y es número uno en el reciente listado de Monitor Latino, que mide estaciones de radio en varios países hispanos y Estados Unidos.
No se esperaba que García incursionara en el merengue, pues se había hecho una imagen ya de cantautor en ropaje de bachata, entre otros (sus discos anteriores son Melodrama y A la mar), pero ahí está y “Loma de cayenas es el primer sencillo de mi tercer disco que sale el año que viene”.
“La canción es importante porque sale de una colaboración con Juan Luis Guerra, que para mí ha sido mi mayor influencia y una persona que, a la vez, ayudó mucho a mi carrera. Grabar con él era algo que anhelaba desde hace mucho tiempo. Es un merengue romántico tradicional, que celebra el amor, habla de las cayenas, flores características de la República Dominicana y la región Caribe. Trata de explicar lo que sientes cuando te has enamorado”.
¿Qué representó la música de Juan Luis Guerra para usted?
Realmente, su música me abrió los ojos para ver la riqueza que había en la cultura de mi país. Me sirvió para descubrir a otros exponentes y cultivar ese interés en conocer más del sonido dominicano en general, no a través de él solamente, pero por su trabajo, empecé a interesarme más en lo que había antes y lo había inspirado.
¿Cómo se concretó este dueto?
Conozco a Juan Luis desde hace como once años, cuando salí de gira con él, por primera vez (2008). Siempre quise hacer una canción con él; pero, por estar tan cerca, quería encontrar el momento indicado, que no se sintiera como haciéndome un favor, al menos yo pensaba eso. Entonces, dije, esperaré el momento en que sea merecido. Y la ‘excusa’ perfecta fue invitarlo a acompañarme cuando quise hacer merengue. Así que mi primer merengue es este dúo de los dos.
Es explorador de ritmos, ¿por qué ahora el merengue?
Este merengue responde a la evolución de lo que he venido haciendo. En principio, hacía música latinoamericana a partir de la bachata, que era lo que sentía más cercano. Desde ahí empecé a abrir esa ventana hacia la música local. En 2011 hice mi primer disco en solitario y no me había enfocado en lo tropical. Pero, con A la mar (2016) fui encontrándome más con el folclor y lo afroantillano en golpes de tambor y cantos afrodescendientes. Y me topé varias veces con ritmos y patrones que originaron el merengue, así que acaricio este género desde A la mar, pero no de manera directa.
Ahora, sentí que después de hacer un trabajo con la bachata no podía dejar pasar el ritmo más importante de mi país, que es el merengue, y quise abordarlo de una forma personal, buscar mi voz dentro del género. Empecé a componer, a hacer canciones que vendrán en el próximo álbum y que sonarán distinto al sonido de los 80 y los 90. Así que vendrán más merengues con experimentaciones.
¿Qué otros ritmos le interesan?
Hago merengue, bachata y trato de fusionarlos con otras músicas. Loma de cayenas tiene sonido afro, trato de que sea merengue, pero también tomo un poco de blues y de jazz, de música afrobrasileña Hay una cantidad de música que me interesa trabajar. Ahora que vivo en Colombia he conocido ritmos hermosos, el espacio artístico me encanta, el sonido caribe de San Basilio de Palenque y lo llanero los disfruto mucho. Lo lindo es pasar de un ritmo a otro.