Arrancó la Copa Mundial en Rusia, el equipo local derrotó con un contundente 5-0 a Arabia Saudita en el estadio Luzhniki de Moscú. Gazinskiy, Dzyuba, Cheryshev por dos y Golovin de tiro libre, le dieron la victoria a los organizadores en su debut.
Rusia no necesitaba una rutilante presentación en su debut mundialista pero la ofreció. Concretó con pragmatismo cada opción que le dio la débil Arabia Saudita y se estrenó en su Mundial con un contundente 5-0.
El triunfo pasará a la historia porque Gazinsky marcó el primer tanto de la Copa Mundo 2018 y porque Cheryshev, uno de los estelares, festejó su doblete con su gente y la fiesta en el estadio de Luzhniky, un imponente escenario cuyo techo protege siempre a todos los espectadores de la lluvia, pero no del frío ni del gigante dormido que parece ser la afición local.
La sencillez de la ceremonia inaugural dio paso a un partido emotivo, marcado por un descubrimiento: dale una buena razón a un ruso para celebrar y te hará temblar, literalmente, con su entusiasmo.
Fue eso lo que provocó Gazinsky al marcar el primer tanto del Mundial y de Rusia: buena asociación desde el campo propio y definición impecable del volante, para dar paso a un estallido de júbilo en la tribuna, un grito que se sintió como un golpe seco y que encendió las almas de los 81500 afortunados que se quedaron con las entradas.
Gritó el estadio de nuevo cuando por poco empatan los árabes, al minuto 20 y se silenció tras la lesión de Dzagoex, apenas al minuto 24.
Despertó el local y la gente al 35, cuando pedían un penalti que no fue (no es para tanto eso de ser local, diría el juez Pitana). Pero el segundo temblor se hizo sentir al minuto 40, cuando Cheryshev primero no pudo controlar un balón para hacer un golazo, con doble regate incluido, y un minuto después ya no falló y definió por arriba, con fortaleza, para marcar el 2-0 parcial.
Para el complemento bajó el entusiasmo y subió la brisa helada, típica de las últimas noches en Moscú. Tal vez fue eso lo que amagó con impulsar a los árabes, que tuvieron su mejor opción al 56, cuando inexplicablemente no llegó AlJassam al remate del descuento.
Osama salvó el clarísimo remate de Zobnin, que soltó el arquero Almuaiouf, pero no hubo anda que hacer al 71, cuando vino el pase perfecto de Golovin a la cabeza de Dzyuba, que sentenció la goleada. Y la tribuna ovacionaba a Golovin y se sentía un tercer temblor en Luzhniky.
Cheryshev le puso el moño al primer día de Rusia en su Mundial, con un lanzamiento que infló la valla árabe y le dio los tres primeros puntos al local en el grupo A. Y en el último minuto, Golovin marcó una joya de tiro libre, que superó la barrera de los saudíes e hizo que el vuelo de su arquero fuera en vano.
Fue un jueves soñado para Rusia, ganadora desde la inauguración y victoriosa en el inicio de la competencia por el grupo A. La primera tarea fue exitosa, pero la historia apenas empieza.