La elección del ultraderechista Jair Bolsonaro el pasado 28 de octubre no solo implica efectos radicales para Brasil. El drástico viraje del gigante regional impactará en toda América Latina, e incluso en el globo, y Kienyke.com le cuenta, de la mano de un experto, en torno a qué asuntos radicarán dichos efectos.
Economía y comercio, integración regional, y pérdida de influencia de otras naciones son algunas de las líneas que se verán impactadas tras la llegada de Bolsonaro al poder en Brasil.
En diálogo con Kienyke.com, Danilo Menant, docente de la Maestría en Comercio Internacional de la Universidad del Salvador (USAL, Argentina), explicó sus perspectivas respecto a lo que este viraje le depara a América Latina e incluso al mundo.
En términos de su propio país, Menant anticipó que habrá efectos preocupantes, generados fundamentalmente por la búsqueda de Brasil de nuevos aliados comerciales y políticos bajo Bolsonaro.
“En su primera declaración la noche de la elección presidencial, el ahora confirmado superministro de Economía, Paulo Guedes, declaró que la Argentina y el Mercosur no son una prioridad para la nueva administración”, dijo.
“Bajo el liderazgo de Guedes, cuya estructura ministerial concentrará las áreas de Comercio Internacional, Industria y Hacienda, Brasil desarrollaría una política comercial externa con autonomía, promoviendo negociaciones bilaterales con nuevos mercados”, agregó.
En esa línea, cabe anticipar una redefinición del Mercosur con un gigante brasileño buscando nuevos horizontes. Colombia y los demás países de la Alianza del Pacífico se podrían ver beneficiados, y existe evidencia empírica del interés brasileño por acercarse al eje de la derecha regional.
El mandatario electo anunció que su primera visita internacional será a Chile, gobernado actualmente por Sebastián Piñera. El diputado bolsonarista Onyx Lorenzini, quien podría hacer parte de su gobierno, expresó elogios a Chile en materia de estabilidad macroeconómica, solidez de las reformas emprendidas y vinculaciones comerciales externas.
Por otra parte, otro factor que alejará a Brasil de sus tradicionales alianzas en la región será Estados Unidos. El gigante sudamericano lleva décadas con una postura de independencia en política exterior, sin alinearse a las potencias globales. Ya en campaña era evidente la admiración de Bolsonaro con Trump, y como gobernante se prevé un acercamiento entre ambas naciones.
“La declaración expresa de Jair Bolsonaro de que bajo su gestión Brasil desarrollará una alianza especial con los EE. UU. de Trump conlleva una alta posibilidad de que Brasil consolide su liderazgo regional como receptor de flujos de Inversiones Extranjeras Directas (IED)”, explicó Menant.
No sobra reiterar que con Bolsonaro se redoblará aún más la presión regional sobre la dictadura venezolana.
Virajes mundiales
Eso es apenas la punta del iceberg para un asunto que preocupa a los socios tradicionales de Brasil como Argentina, Uruguay y Paraguay, que temen que ese distanciamiento de Brasil implique, al menos en términos comerciales, la pérdida de tasas arancelarias preferentes en su comercio con el gigante. La Argentina de Mauricio Macri, que atraviesa una situación de estancamiento económico, es la que teme peores efectos internos.
Pero existen ya otros virajes que trascienden la región y que han generado debate. En primer lugar Medio Oriente analiza cómo impactará que Brasil mude su Embajada en Israel a Jerusalén. “Este curso de acción tendría como consecuencia la aplicación de medidas por parte de países árabes, que representan destinos importantes para las exportaciones brasileñas (por ejemplo, Emiratos Árabes Unidos (UAE) 1,2 % de las exportaciones)”, consideró Menant.
Por otra parte está un eventual distanciamiento de Brasil de la ONU y en general de las dinámicas multilaterales del globo, lo que podría implicar, muy al estilo de Trump con Estados Unidos, un retiro del país con la mayor porción territorial de la Amazonia, del acuerdo de París.
Un gigante global preocupado por la llegada de Bolsonaro al poder es China, que en la última década se ha consolidado en América Latina como socio estratégico y que, tal como ha visto con Estados Unidos, podría ver desafiados sus intereses comerciales con el país más grande de la región adoptando medidas proteccionistas.
No obstante, Menant es escéptico de que Bolsonaro logre imponerse frente a los chinos: “Esta política enfrenta el obstáculo de que China es el primer socio comercial de Brasil, mientras que Brasil posee una balanza comercial superavitaria (más de USD 12.000 billones de superávit comercial)”.